Novena a la Virgen de la Peña de Francia
ORACIÓN PRIMERA PARA TODOS LOS DÍAS:
Virgen de la Peña de Francia, Madre de los creyentes, que encuentran en Ti acogida: te consagramos, Señora y Madre nuestra, con un corazón sincero, junto con todo nuestro ser, el fruto de nuestros trabajos y la grandeza de las almas y los campos que se extienden a los pies de tu montaña. Te sentimos como estrella que iluminas nuestro camino. Te invocamos como defensora en los peligros. Acudimos a ti en todas nuestras necesidades. Concédenos que, a ejemplo tuyo, vivamos con fidelidad el evangelio de Jesucristo y seamos dignos hijos tuyos y así participar, como Tú, de la alegría y felicidad que se ofrece a los seguidores de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. AMÉN.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Santa María de la Peña de Francia, fuente de luz y de vida para cuantos buscan consuelo en Ti: bendice nuestros hogares, tierras, trabajos y vida toda. Concédenos que, protegidos por tu manto de Madre, tantas veces besado, conservemos, íntegra la fe, vivamos con fuerza la caridad y aumentemos nuestra esperanza hasta que, acompañados por Ti, merezcamos vivir para siempre en la Casa del Padre. Por Jesucristo nuestro Señor. AMÉN.
Día 1
Madre Inmaculada, que llevaste en tus entrañas al Salvador del mundo: concédenos ser dóciles a la inspiración del Espíritu Santo para poder llevar a Cristo a los hermanos y manifestar tu grandeza con nuestras alabanzas y con la santidad de nuestras costumbres.
Día 2
María, esposa y madre que, unida a San José con un amor sincero, alabaste al Señor con cánticos, lo adoraste en silencio y lo proclamaste con tu trabajo: otórganos conocer y adorar cada vez más profundamente el misterio de tu Hijo Jesucristo.
Día 3
Madre de Jesús, que te presentas ante todos ante todos os creyentes como modelo de virtudes, y animas y consuelas a los que acuden a Ti: intercede ante tu Hijo en favor nuestro, para que conforte a los débiles, ilumine a los que dudan, convierta a los desorientados y a todos nos ayude a caminar al encuentro de Jesús Resucitado.
Día 4
Madre del Salvador, que aceptaste la muerte de tu Hijo en la Cruz: haz que, siguiendo tu ejemplo, sepamos vivir nuestros dolores y sufrimientos colaborando así a la salvación de todos los hombres mediante la participación en la Eucaristía.
Día 5
Madre dolorosa que permaneciste con serena fortaleza junto a tu Hijo agonizante, dándonos un ejemplo de suprema entereza: ayúdanos a ser fieles a las promesas de nuestro bautismo sin temer la incomprensión , sin doblegarnos ante las dificultades y sin dejarnos cautivar por los espejismos que surgen en nuestro camino.
Día 6
Madre del Redentor que fuiste proclamada desde la Cruz como Madre de todos nosotros: aumenta en nosotros el amor filial hacia Ti, la confianza en tu protección y la fortaleza espiritual para compartir con serenidad los padecimientos de tu Hijo Jesucristo.
Día 7
Maestra nuestra que viviste con sencillez los sufrimientos y esperanzas del pueblo: acompaña a los enfermos, concede fortaleza a los que sufren, aliento y consuelo a los afectados por el hastío de la vida y devuelve la confianza a quienes han olvidado la presencia de Dios en sus vidas.
Día 8
Madre nuestra, que presentas a tu Hijo las necesidades de todos los hombres: acuérdate especialmente de los emigrantes y de los marginados, de los que carecen de alimento y de los que sufren a causa de la guerra, la violencia y el odio para que, desterrados el rencor, la injusticia y el hambre, puedan vivir en paz, libertad y alegría.
Día 9
Madre de Cristo resucitado, que animaste la fe de la primera comunidad: intercede por nosotros para que disfrutemos de salud de alma y de cuerpo, vivamos eficazmente el espíritu de la unidad, de la caridad y del gozo, y para que, terminado el tiempo de la vida presente, participemos de tu misma gloria.
Virgen de la Peña de Francia, Madre de los creyentes, que encuentran en Ti acogida: te consagramos, Señora y Madre nuestra, con un corazón sincero, junto con todo nuestro ser, el fruto de nuestros trabajos y la grandeza de las almas y los campos que se extienden a los pies de tu montaña. Te sentimos como estrella que iluminas nuestro camino. Te invocamos como defensora en los peligros. Acudimos a ti en todas nuestras necesidades. Concédenos que, a ejemplo tuyo, vivamos con fidelidad el evangelio de Jesucristo y seamos dignos hijos tuyos y así participar, como Tú, de la alegría y felicidad que se ofrece a los seguidores de tu Hijo Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. AMÉN.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS:
Santa María de la Peña de Francia, fuente de luz y de vida para cuantos buscan consuelo en Ti: bendice nuestros hogares, tierras, trabajos y vida toda. Concédenos que, protegidos por tu manto de Madre, tantas veces besado, conservemos, íntegra la fe, vivamos con fuerza la caridad y aumentemos nuestra esperanza hasta que, acompañados por Ti, merezcamos vivir para siempre en la Casa del Padre. Por Jesucristo nuestro Señor. AMÉN.
Día 1
Madre Inmaculada, que llevaste en tus entrañas al Salvador del mundo: concédenos ser dóciles a la inspiración del Espíritu Santo para poder llevar a Cristo a los hermanos y manifestar tu grandeza con nuestras alabanzas y con la santidad de nuestras costumbres.
Día 2
María, esposa y madre que, unida a San José con un amor sincero, alabaste al Señor con cánticos, lo adoraste en silencio y lo proclamaste con tu trabajo: otórganos conocer y adorar cada vez más profundamente el misterio de tu Hijo Jesucristo.
Día 3
Madre de Jesús, que te presentas ante todos ante todos os creyentes como modelo de virtudes, y animas y consuelas a los que acuden a Ti: intercede ante tu Hijo en favor nuestro, para que conforte a los débiles, ilumine a los que dudan, convierta a los desorientados y a todos nos ayude a caminar al encuentro de Jesús Resucitado.
Día 4
Madre del Salvador, que aceptaste la muerte de tu Hijo en la Cruz: haz que, siguiendo tu ejemplo, sepamos vivir nuestros dolores y sufrimientos colaborando así a la salvación de todos los hombres mediante la participación en la Eucaristía.
Día 5
Madre dolorosa que permaneciste con serena fortaleza junto a tu Hijo agonizante, dándonos un ejemplo de suprema entereza: ayúdanos a ser fieles a las promesas de nuestro bautismo sin temer la incomprensión , sin doblegarnos ante las dificultades y sin dejarnos cautivar por los espejismos que surgen en nuestro camino.
Día 6
Madre del Redentor que fuiste proclamada desde la Cruz como Madre de todos nosotros: aumenta en nosotros el amor filial hacia Ti, la confianza en tu protección y la fortaleza espiritual para compartir con serenidad los padecimientos de tu Hijo Jesucristo.
Día 7
Maestra nuestra que viviste con sencillez los sufrimientos y esperanzas del pueblo: acompaña a los enfermos, concede fortaleza a los que sufren, aliento y consuelo a los afectados por el hastío de la vida y devuelve la confianza a quienes han olvidado la presencia de Dios en sus vidas.
Día 8
Madre nuestra, que presentas a tu Hijo las necesidades de todos los hombres: acuérdate especialmente de los emigrantes y de los marginados, de los que carecen de alimento y de los que sufren a causa de la guerra, la violencia y el odio para que, desterrados el rencor, la injusticia y el hambre, puedan vivir en paz, libertad y alegría.
Día 9
Madre de Cristo resucitado, que animaste la fe de la primera comunidad: intercede por nosotros para que disfrutemos de salud de alma y de cuerpo, vivamos eficazmente el espíritu de la unidad, de la caridad y del gozo, y para que, terminado el tiempo de la vida presente, participemos de tu misma gloria.